¿Loco yo? ¡Loco tú!
Feliz con un amor que no existe. Un amor que está más allá de lo imposible.
Feliz con la idea de que la felicidad estará en otro lugar. Lejos o cerca, da igual. Pero feliz con la ausencia que sé que la imposibilidad traerá inevitablemente.
Feliz porque existen emojis con los que decirte que te quiero, que te deseo; con los que soñar despierto con la realidad de mis emociones que hay detrás de cada mensaje que te escribo.
Encantado de ver tus emojis de respuesta. Siempre evitando la negativa, siempre evitando la realidad de que este espejismo acabará por romperse en pedazos de hielo.
Siempre yo, feliz de vivir la realidad que niega el futuro inevitable. Feliz de endulzar las heridas de un corazón abierto en canal echando en ellas la sal del contacto diario que no lleva a nada.
Feliz porque amo, aunque no sea amado. Feliz porque tengo en quien volcar tantas emociones, alguien que las acepta, las recoge, y las guarda donde ni a mí ni a ella nos puedan hacer daño.
Tú, buscando. Yo, feliz de haberte encontrado mientras dure. ¡Y hay quien no ama por miedo a sufrir! Esa es la verdadera locura y no lanzarse a sentir, llenarse y vaciarse hasta quedar exhaustos el corazón y las esperanzas.