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Poesía

Poesía

A mí el verso siempre me ha parecido poco.

Tan breve.

Tan sólo.

Es como que lo ves y dan ganas de darle un abrazo.

Como que necesita apoyo

ayuda

abrigo

algo.

Y me pongo entonces a quitar esos saltos de línea. Uno tras otro los borro y me siento como un pequeño dios que quita fronteras para unir abrazos.

Un pequeño juego, al fin y al cabo:

como la poesía.

Cumples años

Cosquillas, risas, un globo

que lanzamos por el aire

en un tenis-voleibol naranja.

Un paseo

Un veo veo

Un baño, un juego

Imaginación compartida

Un libro en una mano

acariciándote la otra

el sol de la siesta calienta el salón

te apoyas en mí

Tu mirada, tu pelo revuelto

El libro en la mesa

Palabras profundas de tu boca infantil

Dudas, miedos, sueños

Te miro, sonrío y siento vértigo

o miedo.

Te apoyas en mí

En mí

que tengo tanto miedo

a que te pase algo.

Te revuelves, buscas

cosquillas, el juego de la trampa

envolvernos en la manta

y ser yo una metamorfosis

y tú un pequeño Kafka

que me está dando la vida.

Duerme

Duerme, niña, duerme
yo cuido tu sueño.
Duerme…
Mi mirada te abraza
yo cuidaré de ti,
alejaré la oscuridad
de tu pelo rizado,
traeré a tus ojos dulces sueños
besando tus párpados.
Te daré suave música
con mis palabras de amor al oido.
Duerme, mi niña, duerme,
duerme, amor,
yo velo, para siempre, tu sueño.

29-04-05

Culpable

y aquel rasguño se me abría,
y ya tardaba en cicatrizar

Escribí en la noche con los labios, a brochazos de sangre:
«PERDÓN»
y caí al suelo rodeado de hielo.
El frío comenzó a tener su telaraña sobre mi cuerpo y mi mirada trepó fuera de mi cara y huyó, para buscarte, a lomos de una gaviota. Sobrevoló mares, montañas doradas por el alba y valles arropados por la noche, viajó buscándote por todo el globo.
Pero emprendió el regreso sin haberte hallado.
Entreabrí la boca y la escarcha me invadió el pecho
y aquel rasguño se me abría,
y ya tardaba en cicatrizar

Regresaba de nuevo entre el hielo mi perdida mirada y ya me daba por muerto sin una última caricia de tu sonrisa. Se cubrieron mis ojos de cristal recordando aquel sueño que viví de
ir más allá de lo permitido,
por los fluidos que recorren el cuerpo

someterme a tu hechizo, olvidando mentir
en otro nivel, no querer recordar
ni siquiera el pasado
que sientes que está
completamente agotado

y entonces, mi mirada se posó a mi lado, se volvió hacia mi rostro vacío y descubrí que tus manos me estaban acariciando. Tus labios tibios rompieron la prisión de mis ojos y el silencio clamoroso de tu mirada perdonándome rompió la red que atrapaba. Y en el abrazo que nos dimos desperté, te miré de nuevo y sentí como tus labios se movían:
«te perdono».

se nublan los ojos
todo de un mismo color
mientras todo da igual