Eso que está ahí
Es como salir de viaje y parar porque sientes que te has dejado el gas abierto.
Es como llegar a la estación y analizar la fecha del billete pensando que puedes haberte equivocado de día para ir a la estación.
Ese ir a hacer y no hacer.
No. Perdón. En realidad no.
Más bien es como la razón que te detiene, como ese sexto sentido que avisa. No exactamente prudencia. Tampoco miedo. Pero es «eso». Y está ahí.
Pues es «eso» lo que aparece antes de llegar a besar a otra que parece que ya te ha enamorado con su voz, su risa o su mirada, o su manera de ser, o su belleza, o todas esas cosas a la vez. Eso. Sí. El eco de una voz en un recodo del corazón. Un impulso hacia atrás. Una sombra de duda que esconde una certeza profunda: la certeza de que no te he dejado atrás, de que quiero regresar, de que el destino del viaje no está en la siguiente estación…
La sensación de que me he dejado abierto el corazón.