Erentxun

Suena Mikel Erentxun y me acuerdo de lo que fuimos. Una relación extraña, vista en perspectiva. Una relación que empezó con un amigo tocando la guitarra en unas escaleras entre bares; que vivió en la distancia con llamadas desde una cabina y que acabó conmigo revendiendo unos billetes de avión.

Entre medias de todo eso, tu coche pequeño y tu falda corta, la playa del primer paseo y el faro testigo de nuestro deseo. Fines de semana exprimidos para saciarnos el uno del otro, bienvenidas ardientes y despedidas con lágrimas.

Y suena Mikel y apareces tú y el recuerdo de tu risa, tu pelo siempre corto (y que no me dejabas tocar para no despeinarte ni mancharlo) y el recuerdo acaba siendo, en general, bueno.

No sé si te entendí o solo creí llegar a entenderte. Y ahora que recuerdo, sigo sin tenerlo claro. Igual tendría que haberte pedido perdón. Tal vez debía yo perdonarte. Ha llovido mucho ya y me queda la alegría de recordarte y la iusión de saber que estás bien.

Ya ves, mira Quién se acuerda de ti ahora, A pleno sol y Con tu nombre en mis labios.

Es curioso todo lo que una canción evoca.

Es curioso, también, que no me atreva a enviarte este mensaje y prefiera disfrazarlo de ficción en un relato mientras, en alguna parte, espero que algún día lo leas por casualidad y veas que me queda cariño en tu recuerdo, que digo esto sin nostalgia o romanticismo, pero con sinceridad.

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