El televisor en silencio.
La pantalla parpadea con imágenes que ya ni me esfuerzo en comprender ni recordar, en el silencio de la noche. No quería despertarlo con el ruido de lo que sea que están poniendo, está mejor durmiendo (y tal vez soñando contigo) que soportándome así.
Perdóname por no ser fuerte, por llamarte en silencio, por buscarte a cada instante; por mirar hacia la puerta, el teléfono, el móvil… perdóname por no ser capaz de aceptar que ya no estás.