Despedida

El dolor me hace vomitar un alma ensangrentada. Y de mi espalda brota un par de las rompiendo mi carne, se extienden al sol para demostrar que no son alas sino ramas de un viejo árbol muerto, no son la puerta del cielo sino el anclaje a la tierra. Un grito desgarra mi garganta, se hunden mis raíces en la tierra y de mis ojos brotan chorros de luz que se extinguen dejándome ciego. Siento en mi piel el viento gélido y el hielo cortándome, puedo oír en el aullido del viento el eco de mi grito enquistado entre miles de voces sollozantes, gemidos y gritos. Ni puedo llorar, las lágrimas congeladas se me clavan en la pupila…

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